viernes, 30 de agosto de 2013

THE CALL UP (THE CLASH)



Es cosa tuya no hacer caso a la llamada

no debes actuar del modo que te enseñaron

quién sabe las razones por las que has crecido?

quién conoce los planes o por qué fueron trazados?.


Es cosa tuya no hacer caso a la llamada

yo no quiero morir

es cosa tuya no hacer caso a la llamada

yo no quiero matar

porque el que muera será el que matará.


Quizás quiera ver los campos de trigo

sobre Kiev y bajando hasta el mar.


                               


Todos los jóvenes a lo largo de los años

marchaban alegremente a morir

sus orgullosos padres solían verles

con lágrimas en los ojos.


Hay una rosa por la que quiero vivir

aunque dios sabe que puede que no la haya encontrado

hay un baile y debería estar con ella

hay una ciudad diferente a cualquier otra.


Es cosa tuya no hacer caso a la llamada

y no debes actuar del modo que te enseñaron

quién te da trabajo y por qué habrías de hacerlo?

a las 11 y 55 h....


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miércoles, 21 de agosto de 2013

NOVECENTO (1976)

                                                                       

Mítico largometraje de Bernardo Bertolucci, que recorre la primera mitad del Siglo XX en Italia, y gran homenaje al comunismo italiano, que logró construir el Partido Comunista más potente del mundo en un país capitalista, después del exterminio sufrido por el Partido Comunista de Indonesia.

En su largo metraje (más de 5 horas) se describe una sociedad italiana donde los terratenientes y el clero deciden alimentar lo que posteriormente sería el germen del fascismo, para combatir de esa manera al emergente movimiento socialista y comunista del que comienza a nutrirse el campesinado debido a sus extremas condiciones de explotación.


                                   
                                                    




También se deja constancia del importante papel de los partisanos en la liberación de Europa del nazismo, así como de la naturaleza y origen del fascismo en algunas frases memorables:

"Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero. Y así inventaron la guerra, y nos mandaron a África, a Rusia, a Grecia, a Albania, a España... Pero siempre pagamos nosotros. ¿Quién paga? El proletariado, los campesinos, los obreros, los pobres."

"Los ricos explotan y saquean, se engordan, y cuanto más comen más podridos están, los fascistas nos comemos sus desperdicios y nos dan la fuerza".


viernes, 2 de agosto de 2013

CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO (MIGUEL HERNÁNDEZ)




He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.


                                        

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.