Celebradas las elecciones municipales y autonómicas, un primer análisis nos clarifica inmediatamente una serie de cuestiones que conviene señalar, si aquell@s que venimos reclamando desde tiempo atrás un proceso constituyente aspiramos, de verdad, a lograr una mayoría social en las Cortes Generales dentro de escasos 6 meses.
Desde luego es fundamental que estas mayorías logren tener la mayor capacidad de influencia posible en Asambleas Autonómicas y Ayuntamientos, pero este anhelado cambio social y político no llegará a buen puerto si el poder popular no logra mayoría suficiente en el Parlamento Nacional como para poner el BOE al servicio de la mayoría social.
En ese sentido, y volviendo al análisis de los recientes resultados locales y Autonómicos, la primera conclusión que podemos extraer es que (a nivel municipal) donde se han construído candidaturas de unidad popular, con diversas formas jurídicas, y donde se han integrado tanto activistas sociales y vecinales, como plataformas y miembros de organizaciones políticas como Izquierda Unida, Podemos y Equo, es donde se han logrado resultados que de verdad han logrado quebrar el bipartidismo, y en algunos casos darán la posibilidad de poner los Ayuntamientos al servicio de la gente.
Aquí podríamos citar muchos ejemplos, pero limitándonos a capitales de provincia, cabe señalar ciudades como Barcelona, Madrid, Zaragoza, Alicante o A Coruña, entre otras.
Sin embargo, la decisión de Podemos de acudir en solitario en las convocatorias autonómicas, (que además es donde precisamente las circunscripciones electorales castigan duramente la división), han hecho que el bipartidismo resista mejor el envite, gracias también a la importante presencia de Ciudadanos, la marca blanca del neoliberalismo, a la que los medios se encargaron de aupar en pocos meses ante el peligro del auge de opciones de unidad y cambio.
Así, Castilla-León, la Comunidad de Madrid, Canarias, Cantabria, Murcia o La Rioja, podrán seguir siendo gobernadas por el neoliberalismo, mientras que en el resto el PSOE será la principal fuerza de gobierno, con lo cuál el cambio deseado es previsible que sea de escasa entidad; mención aparte merece Navarra, donde sí hay posibilidad de gobierno de progreso, ya que es precisamente la Comunidad con mayor proporcionalidad en el reparto de escaños, hecho que ha permitido un Parlamento con 7 fuerzas, la mayoría de izquierdas.
Dentro de 6 meses vamos a un proceso electoral con 50 circunscripciones, equivalentes a la provincia, con lo cuál estamos ante una situación similar a la explicada para las Autonómicas; la división de las fuerzas del cambio sería duramente castigada, al perderse miles de apoyos en cada provincia donde no sean suficientes para lograr un diputado, y lo que a priori podría ser considerado como un buen resultado, puede traducirse en una oportunidad histórica perdida para la transformación de un país que viene siendo saqueado y humillado (primero por el fascismo y después por el neoliberalismo) durante más de 80 años.
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